Kaixo, el 14 de enero fuimos a dar una vuelta desde Zestoa para llegar a Aizarna y subir al monte Santa Engrazia en cuya cima está la ermita del mismo nombre.
Al norte del macizo de Ernio pasaremos por unos preciosos rinconcillos.
El tiempo bueno quitando el airecillo que soplaba en la cima que nos iba dejando, poco a poco, con el moquillo colgando.
Salimos de Zestoa para pasar por el Hotel Arozena, por aquí delante hemos pasado montón de veces para hacer estupendas travesías.
Según vamos subiendo, dejando atrás las luces de las casas, aparecen las cimas de Agido y Sesiarte.
Para llegar al primer humilladero.
Vamos encantados viendo pequeños vallecitos con una hierba increiblemente verde.
Por allí arriba asoma el macizo de Izarraitz que nos acompañara durante toda la salida.
Todavía con poca luz, vamos subiendo por una antigua calzada, la de Bidaurreta.
Iba desde Zestona a Aizarna.
Para llegar al segundo humilladero.
Todo el interior de madera, muy bonito.
Lo dejamos atrás.
Solitario, pero con unas vistas de maravilla.
Llegamos al collado de bajada a Aizarna en dónde está el Humilladero del Calvario.
Con inscripciones representando La Pasión en la cruz.
Seguimos bajando hasta ver el pueblito de Aizarna, una preciosidad de lugar.
Distintas tonalidades de verdes.
Al fondo vemos Pagoeta con nieve.
Caseríos resguardados por la ermita de santa Engrazia.
Llegamos al pueblo de Aizarna, la chavalería de la ikastola está en la calle.
La iglesia de la Asunción nos recibe, dicen que fué una iglesia de los Templarios.
Aizarna muy bonito y muy antiguo.
Su plaza está situada entre la iglesia de La Asunción ...
... Y la de Santa Cruz.
Al salir del pueblo pasamos por un imponente lavadero, el de Bekoiturri.
Uno de los mayores que he visto.
Comentamos lo duro que sería lavar en estas aguas tan frias en invierno.
Pero también todas las conversaciones y "sucedidos" que se conterían entre jabonada y jabonada.
LLegamos la baserri de Potzueta.
Con un gran granero.
Subimos hasta la loma para ver el espectáculo: el nevado Izarraitz y la loma de Ertxiñ encima del valle de Aizarna.
Las aguas de este valle se pierden en las distintas simas que existen, Aranburuko Zuloa por ejemplo, y volviendo a la luz en la cuenca del Urola.
Hasta que llegamos a la ermita de san Pelaio.
El interior.
El Izarraitz al fondo.
Hay unas fabulosas vistas hacia Aizarna, lugar tranquilo, calmado ...
Gozando con las vistas, también aparecen nevados Agido y Sesiarte y la pequeña loma de Urtxiñ.
Subimos hasta la lomita de Egañamendi con unas bonitas vistas hacia la cima de Txatxarromendi y las casitas de Urdaneta.
También distinguimos el mar.
El macizo de ernio está totalmente tapado por las nubes.
Las cimas de Agido y Sesiarte están separadas por lo que aparenta ser un glacial ... tampoco es para tanto pero con un poco de imaginación ...
El verde de Aizarna es espectacular.
Tenemos que bajar al pequeño collado para subir a Santa Engrazia.
Esta ermita está cerca de los principales caminos de unión de Nafarroa y Gipuzkoa de la Edad Media.
Supongo que los caballos estarán diciendo que les quitamos su tranquilidad, sus vistas ...
Nos metemos en un antiguo camino de subida.
A veces se pierde entre árboles, rocas, helechos ...
Zonas preciosas.
Ya cerca de la ermita.
A la que llegamos viendo su gran campana sostenida por muros de metro y medio de ancho.
Con más de quinientos kilos de campana, alrededor de ella hay tres inscripciones, en una pide al Señor que nos cuide de rayos tormentas.
Fue construída en 1551.
Y, cómo en muchos lugares, hay una leyenda sobre ella, resulta que un gran carnero del baserri Apategi la arrastró hasta la cima al ver que las yuntas de bueyes no podían subirla hasta la cima.
El badajo de la campana no suena, seguramente que desde que se puso el reloj.
Hoy tengo suerte, es la primera vez que la veo abierta y hay que aprovechar.
El interior y sus correspondiente figuras.
El engranaje del reloj es impresionante, no lo vemos funcionar, hace poco han dado "las horas".
Se colocó en 1914 y los Yeregi de Zumaia lo construyeron.
El vigilante del reloj: San Pedro.
El ábside y las imágenes de santa Engrazia y santa Ageda.
Santiago el Peregrino.
Y san Ignacio de Loiola.
El documento escrito más antiguo que se conoce es del 1405 y está en el archivo del Vaticano.
También se atribuyó la costrucción a los Templarios pero no hay nada que lo demuestre, esta orden apareció en el 1119 hasta el 1312.
Juan Sebastián Elkano donó un ducado de oro para la ermita un poco antes de morir.
Unas flores decoran una de las cuatro ventanas.
San Pedro debajo de una de ellas.
Santa Engrazia y santa Ageda.
Vistas estupendas pero el airecillo ya nos empezaba a molestar, hacía fresco, pero no me apetecía bajar.
El coqueto valle de Aizarna con el horizonte lleno de mar.
El Indamendi y Txatxarromedi, el collado de Urdaneta y, delante, la loma de Egañamendi por dónde hemos andado hace rato.
Empezamos a bajar después de habernos puesto algo de ropa, el sur de invierno no es el mismo que el de verano.
Una cruz nos vigila en el sendero de bajada.
El baserri de Santa Engrazia, debajo de las rocas de la cima, antes fué una venta.
Según esta muga estamos a 33 kilómetros de San Sebastian.
Seguimos el sendero.
Ya hemos dejado la ermita, en una soledad total pero sabiendo la cantidad de cosas que han pasado gracias a ella, su historia, construcción, la casa que había junto a ella donde vivíeron hasta tres seroras que la cuidaban y recibían a los peregrinos y, también, a sus limosnas, hasta que en 1828 un rayo detruyó la casa y a su santero.
En lo alto de las rocas.
Al fondo distinguimos la ermita de san Roman de Alzola, se cita por primera vez en 1492.
Debajo de las faldas del Pagoeta.
Pasamos por un Santutxo.
Y una vieja muga, separa terrenos comunales.
El cielo cada vez se está poniendo más oscuro, pero Agido y Sesiarte siguen ahí.
Ya, a partir de esta zona es camino pero muy tranquilo, aprovechamos para contar cosas y entreternos.
Y ver preciosos baserris con el Izarraitz detrás.
Ya casi lo hemos dejado atrás.
Seguimos el camino, no nos hemos encontrado a nadie.
Y vemos, allí abajo, el Hotel, ya estamos casi terminando esta salida.
La cruz de Erlo.
Unos verdes de fábula salpicados con motitas blancas.
Y ésto es todo, hemos disfrutado andando por estos solitarios camino pero con una historia imponente, los pueblos, humilladeros, ermitas ... viejas historias ... todo muy interesante.
Sólo quedaba el volver a casa y empezar a pensar en futuras salidas que, seguro, las habrá.
Agur.
Éste es el track de la salida:
Preciosas fotos, qué especial esa ventana del interior de la ermita con sus flores... super bonita!!!
Gracias Belen.
Aguuuurr !!!