Kaixo, 13 de marzo del 2023, también hoy hay que madrugar, el despertador suena a las 5 y media, ya está de día y seguimos sin ver ni una nube.
Desde Aswan iré a ver otra cosa fascinante, tengo ganas de visitarla, pero tenemos que hacer unos 300 kilómetros hasta llegar a Abu Simbel y los famosos templos de Ramses II y Nefertari, unas tres horas tardamos en llegar.
El calor sigue apretando.
Por aquí andamos.
Mientras avanzamos entre terrenos desérticos con grandes oasis y el río Nilo separando enormes extensiones de arena veo varios lugares con regadíos de cereal.
Llegamos a la entrada del complejo de Abu Simbel, es muy interesante ver cómo desplazaron estos enormes monumentos para salvarlos del agua de la presa de Aswan.
Hay una pequeña maqueta del templo de Ramses II.
Hay menos gente de lo que esperaba ver.
A la izquierda ya va apareciendo el enorme templo.
El lugar impresiona, aunque lo haya visto cientos de veces en reportajes.
El templo de Ramses II, éste, junto al de Nefertari, que está junto a él, se desplazaron a 200 metros de distancia y 60 de altura para salvarlos del agua de la presa de Aswan.
Lo dedicó a las tres deidades del Antiguo Egipcio, Ra, Ptah y Amón.
En su fachada hay cuatro estatuas de Ramses II de una altura de 20 metros.
Están esculpidas en la roca que tiene 33 metros de altura y 38 metros de ancho.
Se tardó en construir 20 años, desde 1284 a. C. hasta el 1264 a. C.
Este faraón es el tercero de la Dinastía XIX y construyó estos templos para conmemorar su victoria sobre el imperio Hitita en la batalla de Kadesh, en la ciudad del mismo nombre, y así mostrar su poder sobre sus vecinos, los Nubios.
Reinó durante sesenta y siete años y murió a los noventa y dos años.
La segunda está rota a causa de un terremoto.
El friso está llenos de jeroglíficos y estatuas de deidades.
La diosa Hathor, si no me equivoco.
Cada imagen del faraón lleva la corona del Alto y Bajo Egipto y la cobra Uraeus que es símbolo de la realeza.
El templo está formado por la primera sala hipóstilas con ocho enormes tallas del dios Osiris.
A continuación hay otra sala con cuatro pilares que lleva al Santuario.
Las estatuas llevan el símbolo de el Cayado y el Mayal.
Son símbolos del poder del estado y del rey sobre sobre sus súbditos entre otras cosas.
Y, por un pasillo entre colosos y columnas, se llega al santuario.
En dicho santuario están los dioses Ptah, Amón, el faraón Ramses II y Ra.
Dos veces al año, los 22 de febrero y octubre, el sol entra por el pasillo e ilumina tres de las cuatro caras, la cara del dios Ptah se queda en la oscuridad al ser el dios del inframundo.
Al cambiar la ubicación el templo al salvarlo del agua, se produce el mismo efecto, pero un día más tarde.
Tenía que ser precioso con todas sus pinturas a la vista.
Se ve un bajo relieve de la barca solar.
Estos templos estuvieron ocultos por la arena durante siglos, pero, en 1813, el suizo Johann Ludwig Burckhardt halló el templo, pero no pudo acceder.
Lo que descubrió se lo dijo a un explorador italiano, Giovanni Belzoni que, en 1817, descubrió una entrada y se iniciaron las excavaciones.
Aquí está su firma.
Los techos están decorados con varias formas del Sol Alado, un disco solar con alas a sus lados que representa el poder y la divinidad.
Las cuatro estatuas de Osiris de las ocho que hay.
Es asombroso el trabajo en piedra que hacían.
En el bajo relieve se ve a Ramses II en la batalla de Qadesh, el carro iba tirado por dos caballos, se ven en el relieve sus cuatro patas.
Se llevaba hasta leones.
Magníficos bajo relieves de jeroglíficos.
"Machacando" a los Hititas y demás enemigos.
Los bajo relieves son muy bonitos, aunque ahora estén sin colorear.
Bajo relieve de Horus recibiendo ofrendas de Ramses II.
Nefertari recibiendo ofrendas.
Jeroglíficos.
El dios Ra con el símbolo solar.
Salimos a la luz, Ramses II sigue ahí.
Junto al anterior templo está el dedicado por Ramses II a su Gran Esposa Real, Nefertari, y para Hathor, la diosa del amor y de la belleza.
Se la ve en dos de las seis estatuas del templo, la segunda y la quinta y a la misma altura demostrando el poder de la reina.
Aunque Ramses II tenía otra esposa, Nefertari fue a la que más quiso, "aquella por la que, el sol brillaba cada mañana".
Nefertari Merit-en-Mut era de Tebas y parece que, antes de casarse, quería ingresar como sacerdotisa de la diosa Hathor.
Fue de gran ayuda para Ramses II y al morir fue enterrada en el Valle de las Reinas.
El templo tiene 12 metros de alto por 28 metros de largo y sus estatuas tienen 10 metros de altura.
La entrada lleva a una sala con seis columnas.
Con los capiteles decorados con la cabeza de la diosa Hathor.
Aquí también se ve a nuestro amigo Ramses II matando a enemigos.
Nefertari y la dios Hathor, son bajo relieves muy bonitos.
Ramses II entre la diosa Hathor y Nefertari.
Los reyes dando ofrendas a los dioses.
Lleva en la mano el "Anj", la llave de la vida en Egipto, representa la vida y inmortalidad.
La diosa Hathor.
Horus con el "Anj", lleva la Corona Roja o Deshret y el cetro Uas o Was, símbolo del poder y dominio del dios.
En una de las varias columnas del templo.
Nefertari y Ramses II, es una pena que "civilizaciones" posteriores le destrozaron la cara.
Las estatuas de Nefertari en medio de las de Ramses II.
La plaza con los dos templos.
Según me voy alejando veo la grandiosidad de las construcciones, es impresionante.
Las dos montañas son artificiales, sobre ellas se colocaron ambos templos.
Por detrás de las montañas artificiales.
El lago Nasser.
Y volvemos a Aswan, damos una vuelta por las orillas del Nilo, viene bien un descanso después del día de calor que hemos pasado.
Ver los veleros, antiguamente Falucas, da sensación de tranquilidad y paz.
El anochecer empieza a dar unos tonos fabulosos hacia el otro lado del Nilo, el desierto.
Al otro lado del Nilo, sobre la colina, distingo la cúpula del Mausoleo del Aga Khan y los restos del Monasterio de san Simeón o Deir Amba Saam del siglo VII.
Suavidad.
No hay mucha gente a estas horas y la poca que hay se dispone a contemplar el precioso anochecer.
La plaza de la Estación, muy grande y con ambientillo, está junto a una de las salidas del mercado.
Seguimos paseando y volvemos al Nilo, sin querer me atrae.
La luz se difumina en el horizonte, en seguida desaparecerá.
Y esto es todo por hoy, Abu Simbel me ha parecido fabuloso, pero siempre pensando cómo sería con todo en buen estado, sus paredes de magníficos bajo y alto relieves pintados, sus estancias llenas de gente.
Abu Simbel, un lugar que siempre he querido ver, Ramses II y Nefertari no me han defraudado.
Mañana también tendré que madrugar, iré a Kom Ombo y a Luxor, la cosa promete, pero ésa es otra historia.
Me voy a dormir.
Agur.