Pagoeta

Kaixo, el 29 de marzo fuimos a preparar la etapa de la Euskal Herria Oinez.
Salimos de Lastur y después de 30 kilómetros llegamos a Orio.
Es una travesía muy bonita, por monte y zonas de baserris muy bonitas.
Al principio llovizna y xirimiri pero una vez que llegamos a Zestoa, despejó y daba gusto andar.
La nota "sentimental" fué que, desde el principio, nos acompañó un perro muy majo, Laki, bien enseñado,pero tenía un vicio inconfesable, acompañar a la gente, y se que no es la primera vez, vino con nosotros hasta que llamamos a su dueño para que viniese a por él.
La cuestión era que ya estábamos en Urdaneta. Allí le dejamos esperando a su dueño.
Nos hizo mucha compañia.
La ruta está llena de cosas para ver, restos arqueológicos, humilladeros, ermitas ...
Esto es por donde anduvimos y lo que vimos.

Salimos de Lastur, humedad.


Por un sendero que bordea el molino.




Un bonito baserri.


Primavera ...


Mimosa dando color a la bruma.


Dejamos Lastur allá abajo. Laki era de algún baserri de éstos.


Un lavadero cerca de Beliosorogoikoa.


Brumas.


Algunas veces había que abrir el paraguas ... quién lo tuviese.


Pasamos una gran langa, alguna gotilla se había colado en el objetivo, pero ...






Bajamos hacia la erreka de Sastarrain.


Unos reflejillos en un putzo.


Cortinón.


Y, cerca de Zestoa, pasamos por el palacio Lili.


El rio Urola por debajo de el puente de Zubizarra. El original, de madera, era del S. XIV. Se reconstruyó en el XVIII.


Y la fuente, Lauiturrieta, de 1792, el lavadero se añadió en 1821.


Zubizarra.


En la ermita de san Juan hicimos el amaiketako.




Laki, todavía no estaba cansado.


Dejamos Zestoa.


Y nos encontramos con un humilladero.




Verdes.


Otro humilladero.


El rebaño dispuesto a comer.


Baserris debajo de Izarraitz, Agido, Sesiarte ...


Unas van, otros vienen ...




También pasamos por un calvario.




Llegamos a Aizarna.




La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.


Lavadero, cuantas historias habrá oido ...




Nos alejamos de Aizarna, el solecillo nos calentaba quitándonos la humedad del principio.
Erlo y Ertxiña.


Bajamos una buena aldapa hacia Errotatxiki, pensando que todo lo que bajábamos lo tendríamos que subir hasta Urdaneta.


Efectivamente, otra vez para arriba, pero tendríamos que luchar bravamente con las ovejas que nos cerraban el camino ...


Errotatxiki y los restos del Palacio de Altzolaras.


Pero al final de la cuesta tuvo su premio en Urdaneta. Sidra, pintxitos y café. Gozada total.


Desde aquí llamamos al dueño de Laki, vendría a por él, pero lo tendráimos que dejar atado. Ademnás se notaba que ya estaba cansado.
No quería estar así, pero se tanquilizó mientras nos veía.
En cuanto se dió cuenta de que allí lo íbamos a dejar empezó a llorar, en fin, supongo que no nos odiará por ello.
Majo perro, no ladró en ningun momento.


Las dos, había que seguir.


Urdaneta allí se queda ... y Laki ...


Una gran muga en el baserri Sarobeberri. Separa Zarautz y Aia.


Vemos el mar, Zarautz.


Éstas a su aire.


Había que ir hacia Urruztume.


Pasamos por varios túmulos. Urruztume I.


Urruztume II.


Cada uno sube por donde quiere a Urruztume.


Había que entretenerse con algo.


Pasamos por la cima de Urruztume para llegar al aterpe.


Y subir a la cruz de Pagaoeta. Había una marcha de Aizkardi.




Seguimos por la loma hacia el buzón de Pagoeta.




Al que llegamos en seguida.


Había que celebrar y echar unas risas ... o lo que sea ...


La última aldapilla : al Olarteta.


Por aquí también hay restos. El dolmen de Olarteta.


Ya veíamos nuestro destino: Orio.


Zarautz.


Las heridas de las piedras de tantos años pasando hierros.


Bajando a Aia, veíamos Orio, pero tenía ganas de hacer otra paradita y descansar, tampoco íbamos a hacer record.


Pararíamos a echar una refrescante cervecita ?


Siiii !!! que bién !!! descansito, que mis rodillas lo pedían.


Pero lo bueno siempre acaba, había que seguir.
Por el baserri Gorostiola.


Bajada por la erreka Giltzurriturri hacia el fondo edl valle.




Para llegar a Agorregi, lugar espectácular.










Txokos preciosos.




Seguíamos el camino oyendo el ruido de la erreka.








Ya ha llegado la primavera.




Seguiamos, ya quedaba poco, teníamos ganas de acabar.


Pero todavía pasamos por sitios majos.




Hasta que llegamos a Orio.


Sólo quedaba volver a Lastur a recuperar el coche y bebernos unas cervecitas para celebrar que habíamos andadopor sitios preciosos y haber visto cosas interesantes.


Agur.