De Arantzazu a Urbia y restos pastoriles.

Kaixo, el 4 de mayo subimos a las preciosas campas de Urbia debajo del cresterío de Aizkorri.
Urbia siempre ha sido zona de pastores, todavía se ven restos de sus antiguas construcciones,Y, aunque siempre se nos pasan inadvertidas, hoy vamos a verlas, no todas, pero si algunas, en otra salida veremos más.
El excelente tiempo con un aire fresquito ayudó a que la mañana fuese totalmente aprovechada.
Esto es lo que vimos.
Salimos de Arantzazu viendo los Aitzabal, Andarto y Kurutzeberri ...
Junto a una vieja aska con su lavadero, a la vuelta el agua de la fuente entraría estupendamente.
Caminamos entre grandes hayas, en que poco tiempo se ha inundado todo de verde, aunque el terreno está seco.
Tranquilamente, no hay prisa.
Desde luego, se nota que es día de labor, no nos encontramos a nadie.
La fuente de toda la vida, sigue manando agua, está en un encantador txoko.
A estas horas sólo se oyen los cantos de los pajaritos, no hay nada más.
Llegamos al collado de Elola y, debajo del Zabalaitz, hay una muga del año 1889, separa Oñati de la "Partzoneria General de Guipuzkoa y Alaba".
El precioso sendero que nos lleva a la ermita de Urbia.
A la cual llegamos en seguida.
Pasamos el aterpe y nos damos cuenta de que está cerrado, se ha fastidiado el cafecito que me tomaría allí mismo.
Las bordas de Ollantzu, cerca de las de Laskoalatza, andar sobre esa hierba ... qué gozada ...
Es uno de los lugares que me gustan.
Otra muga, también separa Oñati de la Partzoneria, el Zabalaitz al fondo.
Y un poquito más adelante el artamugarri del saroi de Laskaolatza junto a una muga más grande que vuelve a marcar lo mismo que la anterior.
Más información del Sel de Laskaolatza en: Laskaolatza.
Seguimos adelante y, en seguida, vemos el fondo de cabaña de Lengokoaitz.
Se distingue el montoncillo y la hierba entre los dos grupos de rocas.
Sobre acumulaciones de piedras se construía una cabaña de hierbas y maderas para pasar la temporada, al dejarla en invierno la cabaña se desmoronaba por efecto de la lluvia, nieves, vientos ...
Al principio de la nueva temporada se volvía a rehacer sobre los restos de la anterior, lo que creaba una base cada vez más grande de restos.
Hay varias por esta zona pero las veré otro día.
Y llegamos a la cima del Petrinaitz o Artzanasi aunque también se le llama así a un monolito cercano según qué mapas.
A pocos metros de la cima hay una piedra muy interesante.
Tiene unos petroglifos que alguien grabó hace muchos años, son los de Astasasigaña.
A pocos metros del buzón.
Muy cerca hay otra muga, en la unión de Asparrena, Oñati y la Partzonería.
De aquí, sin sendero y entre preciosas hayas bajamos hasta la pista y hacia el vallecito de Zelaibizkar, allí hay varios restos.
El cresterío de Aizkorri y el Burgalaitz cierran el horizonte.
El segundo petroglifo, el de Zelaibizkar, hay doce hoquedades y algunas están unidas con otras.
A pocos metros el crómlech de Oltzako Arratea II, casi ni se ve, está bajo tierra.
Una pena que no se pueda conservar en algún sitio, aquí desaparecerá machacado por las inclemencias del tiempo o por alguien.
Al fondo sé que hay otro petroglifo y un crómlech.
Andamos un poquito más.
Allí veo el poste de otro cromlech.
Pero antes pasamos por el petroglifo Zelaibizkar II.
Este ha pasado a peor vida, alguien parece que hizo una hoguera encima y que lo raspó o yo que se, pero la cosa es que ya está borrado, una pena, lo mismo pasará con los otros.
Por allí arriba el cresterío de Aizkorri.
La pista que va al encantador valle de Oltza dónde había una Ara romana que está en Gordailua, ésta se ha salvado.
Otro día volveré a ir a ver el lugar dónde estaba y de dónde se recuperó.
Más información en: Ara romana.
Está muy cerca del crómlech de Oltzako Arratea I.
El crómlech de Oltzako Arratea I , al fondo el de Oltzako Arratea II y las campas de Zelaibizkar, lugar magnífico para andar.
Caminado sobre una alfombra, como para andar descalzos.
Campas de Zelaibizkar, la cresta de Aizkorri y, en medio, el crómlech de Oltzako Arratea II.
Volvemos a Urbia, rodeados de hayas, hay más cosas por estos lugares pero será otro día.
El aterpe de Perusaroi y la cima de Peruaitz.
El monolito de Zorroztarri con el cresterío, me acuerdo de los muchos años que hace que no lo hago entero ...
Debajo del Peruaitz.
La entrada a valle de Oltza, un grupo de caballos guardan la entrada a este magnífico lugar.
En escondidos rincones hay txabolas diseminadas, son lugares por los que nunca te cansas de andar y, además, no hay sendero, montones de txokos para recorrer.
Ahora tenemos que visitar otras cosas: los Arkue.
Están mimetizados, en cualquier rinconcillo por los que nunca pasas, maravilla, este es el de Lasakaolatza 1.
Tiene un pasillito de entrada muy bonito.
Estamos rodeados de restos de viejas construcciones, rediles, hay que imaginarse esto hace unos cientos de años.
Aprovechaban las formaciones naturales para hacer apriscos, bordas ...
Y, entre rocas, disimulado, aparece el arkue de Laskaolatza 2.
Seguimos entre las txabolas de Ollantzu y Laskaolatza y nos dirigimos a esa txabola por un precioso pasillo entre rocas.
Parece que está sola, no hay nada a su alrededor, debajo de grandes montes.
La inscripción de la entrada.
Otra cosa muy interesante en una de las paredes, unos grabados antropomorfos.
Un poco más y el que encaló la pared casi se los carga.
Aquí se ve cómo han hecho un pequeño canal en una piedra para que el agua del tejado caiga por ella al aljibe que hay junto a la pared.
Estamos rodeados de montones de restos, todo está lleno de ellos, debajo de las txabolas de Ollantzu y Laskaolatza.
Este arkue, Laskaolatza 6, lo localizamos fácil, se ve su techo redondeado con hierbas y musgo.
Está cerca de la borda de los grabados antropomorfos que hemos visto antes.
Otro rinconcillo encantador debajo de la cresta, junto a la txabola hay un par de arkues.
Uno junto al haya.
El primero, Laskaolatza 4, se le ve la antigua entrada aunque está desplomado.
La txabola.
Junto al haya hay otro, Laskaolatza 5, se distingue un poco la entrada.
Junto al tronco.
La cúpula se ha derrumbado pero la losa de la entrada se ve bien.
Me encanta pasear por estos bellos rincones, cuántas cosas habrán visto y oído.
Salimos a las campas, por aquí hay también hay varios restos megalíticos, uno de las más grandes es el dolmen de Pabobakoitza, su tapa se ha desplazado a lo largo de los años a la derecha.
Que gozada andar por estas alfombras.
El Enaitz y el dolmen de Pabobakoitza.
Esta vez la erreka tenia agua, poca, pero tenía.
El cresterío de Aizkorri me llama ...
Gencianas azules, un montón había.
Ver todo esto genera tranquilidad, sosiego, que nunca se acabe ...
El cafecito del aterpe será para otro día y la cima del Enaitz vigilando las campas.
Hemos decidido volver, ya es tarde, se han quedado cositas en el tintero, ya habrá más tiempo, otro día ...
No nos hemos encontrado a nadie ...
A nadie ? en el aterpe nos encontramos con una excursión de chavalería, se oyen de lejos, se lo están pasando bien.
Con ellos vamos bajando, nos pasan, se cansan, les pasamos, nos vuelven a pasar ... divertido.
El hayedo sigue de maravilla, nos pasan, les pasamos ...
Y esto es todo, una mañanera en dónde hemos visto montón de cosas con un paisaje impresionante y un tiempo excelente, ya queda menos para volver a ver otros restos que hay por esta zona.
Aprovecho para agradecer a Luis del Barrio que me enseño algunas de las cosas que hemos visto.
Sólo queda el saber, suponer más bien, que seguiremos conservándolas y que no haremos ninguna tontería sobre ellas aunque algunas deberían ponerse a buen recaudo antes de que se estropeen más.
Y sin quererlo, ha llegado la sagrada hora de comer y justo a cinco metros del coche hay un bar, qué casualidad ...
Agur.
Éste es el track de la salida: