al monte,¿para qué?
al monte,¿para qué?
Kaixo, el 15 de octubre nos dirigimos de Kathmandu a Dhunche, aquí empezaríamos el trecking hasta Kyanjin Gumba.
Nos pegamos el madrugón, fuímos desde el hotel en una furgoneta hasta llegar a la estación de buses para salir, desde aquí también salí el año pasado para llegar a Syabrubesi, pero hoy me quedaría un par de horas antes.
Mientras iba en la furgoneta, los recuerdos se me agolpaban, ahora sabía el tipo de carretera que me esperaba, mis amigos no, pobres. !!!
Esta vez iba a ir por otro camino pero al final terminaría en Kyanjin Gumba, el hotelito donde había estado un par de dias, y Sonija, una chica muy maja, que maja ... ganas tenía de volver a verla ...
Llegamos a la estación y allí estuvimos un buen rato esperando al jeep en el que íbamos a salir.
Había que pasar el tiempo como fuera, hablando ...
Haciendo "migas" con la autoridad ... 
Yo me dedicaba a ver gente ...
Otro paso hecho, ya teníamos carruaje ...
Pero había que espera un poco más ... paciencia ...
En todas las estaciones hay montón de txiringuitos donde venden de todo.
Y por fin, a las 7 de la mañana salimos, sin contar con el conductor, íbamos 8 y una chica con un chaval encima, a tope.
y nos dispusimos a hacer el viaje de siempre, "meneos" de un lugar a otro del asiento, justo, porque no había sitio ni para éso.
Metiéndome en los riñones los golpes cada vez que nos hundíamos en los impresionantes baches o, más bien, cráteres ...
A mi no me cogía de sorpresa, lo sabía pero seguía siendo un suplicio ... pero me encanta, por éso estoy aquí otra vez y espero volver ...
Después de un buen rato paramos en un bar para "echar una meadita" y comer Dal Bhat, muy rico, me entró estupendamente.
Con Udaya, el amigo que nos iba a acompañar y Prakash, uno de los tres amigos que nos iban a ayudar con las mochilas. Gente estupenda.
Prakash, "luz el sol" o "luz brillante".
Mientras comíamos estaban tendiendo la colada.
Y, con el estómago lleno llegamos, por fin, a Dhunche.
Habíamos salido a las 7 de la mañana y eran las tres y media de la tarde para hacer un par de cientos de kilómetros ...
La carretera seguía igual, o sea, infernal.
Pero bueno, una vez en este pueblo a 2.000 metros de altitud, sólo nos quedaba dejar los trastos en el hotel ...
y bebernos una cervecita, la garganta no tragaba nada del polvo de la carretera ...
Y dar una vuelta por las calles.
A estas horas había mucha gente acarreando hierba.
Hay montón de baretillos donde te hacen unas fritos muy ricos con más o menos picante.
Seguia viendo pasar gente, con montones de hierba, pero menos que los de las mujeres de antes ...
Pasaban con el traje típico de esta zona.
Son de la etnia Tamang, originarios del Tibet, igual que los sherpas.
Hay muchos talleres para coser ropa, no hay industrias, todo lo que se hace es a mano.
El terremoto los castigó bastante pero poco a poco van recuperando.
La calle principal. Una liada de tienditas, hoteles, cables ...
La amona orgullosa de su nieto. Le pregunté su nombre, me lo dijo pero fuí incapaz de escribirlo para no olvidarme.
Tampoco le pedí que me lo escribiese ... seguramente no sabría ...
Uno de los miles de talleres de arreglos de motos ...
Limpiando los cacharros de la cocina.
La abuela tibetana, no sabría calcular los años, pero no tendrá muchos.
Las mujeres se encargan de llevar cosas de arriba a abajo todo el día.
Deambulando por el pueblo, vimos una estupa, a ella nos acercamos.
Tanía montón de colores muy bonitos.
Una chavalita con unos enormes ojos negros.
Cualquier lugar es bueno para poner un pequeño altar.
volvimos al pueblo, había un grupo de gente alrededor del camión, me acerqué curioso, era el camión de la carnicería, sección pollos.
El interior tenía montón de jaulas de pollos y gallinas y no paraban de vender, desde luego, el tamaño era "elegante", alguno de aquellos animales me lo cenaría hoy.
Y ésto es todo, sólo me quedaba cenar y repasar la mochila, mañana empezaría la primera etapa, hasta Cholong Pati y 1600 metros de desnivel para empezar, pero ésa es otro historia.
Agur.