Kaixo, en noviembre del 2023 me fui a dar una vuelta por Laos y Camboya, tenía ganas de ver esos lugares después de leer tantas historias que ha habido por allí.
Salimos de Donosti el día 25 y, después de otras 25 horas con paradas en Madrid y Abu Dhabi, llegamos a Bangkok al día siguiente a primera hora.
Ni Laos ni Camboya tienen aeropuerto internacional por lo que hay que volar hasta Bangkok para luego subir hacia Laos.
Aterrizamos en Tailandia, ya es día 26, vamos hacia la capital, Bangkok, damos una vuelta y dejamos cosas en el hotel.
La primera impresión es el tráfico, ingente cantidad de coches, autopistas, unas encima de otras que pasan al lado de las ventanas de las casas.
Volvemos a coger otro avión hasta Chang Rai y todavía estamos en Tailandia.
Ya con bastante sueño, llegamos a esta ciudad a última hora del día, justo nos da tiempo para cenar algo y comprar alguna cosilla para el trecking que empezaremos a hacer mañana, dos días enteros y ya estamos aquí, pero todavía en Tailandia.
Al día siguiente, 27, salimos de Chang Rai hacia Chiang Kong para pasar la frontera a Laos.
Entre Tailandia y Laos hay una zona de nadie, tenemos que atravesar el Mekong por el "Puente de la Amistad" y, lo más engorroso, salir de un país y meterse en otro, ves el pasaporte y, al momento no lo ves en manos de un funcionario, y de otro, y de otro ... entrar en el otro país y lo mismo, magia con el pasaporte, eso sí, euros para salir y euros para entrar, o sea, lo de siempre, paciencia.
Y cambio de divisas, en Tailandia es el Bat, en Laos el Kip y en Camboya el Riel, parece el monopoly, al final ya no sabía que moneda tenía que usar, ni el cambio, ni nada, y, encima, si llevas billetes, dólares o euros, con la más mínima marca o corte no los admiten ni en los bancos.
Pero, como siempre, a base de paciencia pasamos todos los trámites.
Ya estamos en Laos, en Huay Xai, vienen a buscarnos en una furgoneta los de la empresa con la que vamos a hacer un pequeño trecking de dos días.
Por aquí anduvimos.
Y, por fin, hoy, día 27, después de levantarme a las 5 de la mañana, a las 8 en la frontera, tres horas en la furgoneta y un sueño elegante ... sobre la una de la tarde empiezo a andar, a mover músculos, que gusto ponerme la pequeña mochila y notar que mis piernas valen para algo.
El paseo de hoy, subir al collado y bajar a la choza donde dormiremos.
Empezamos en el parque nacional de Nam Ha en el poblado de Chaleunsouk.
Está lleno de casitas sobre pilares de madera, como palafitos, encantador lugar y, sobre todo, al ser la primera vez en estos lugares, curiosidad por verlo todo.Mientras organizamos las últimas cosillas, me dedico a mirar.
Los tejados son de hojalata, o sea qué, en verano, un calor de narices.
El lugar es muy bonito, tranquilo, buena impresión.
En seguida se acercan unas chavalitas, muy majas, nos presentamos, pero no entiendo nada de sus nombres, para empezar, no está mal, la curiosidad nos junta.
Y, por fin, empiezo a mover el esqueleto, cruzamos un pequeño riachuelo.
Entre grandes árboles, hay zonas de campos cultivados.
Allí se queda Chaleunsouk, entre cientos de tonos de verde.
Las últimas casas.
Las vacas pensando qué puñetas hacen aquí este grupo de guiris.
Por esta zona sin árboles el sol "pega" bien pero pronto llegaremos a la zona sombría.
Nos metemos en la selva, ni se ve el senderito.
La chicharra anda a gusto, hace calor.
Al rato llegamos a una choza.
Aquí pararemos un rato a comer algo, no encontraremos nada más hasta la noche.
Rápidamente a la sombra, la humedad se nota.
En la choza hay un hombre que vive ahí, tiene un pequeño fuego con una vieja tartera, no me puedo poner en pie, el tejado es bajo.
Estoy con Vicent, otro del grupo, el hombre nos enseña un pequeño cepo, muy viejo, para cazar pájaros y animales, después de pedirle permiso, le saco una foto, le saludo y me voy, tampoco quiero sacarle de sus dominios y molestarle.
Me pregunto quién será, lo que habrá pasado con tanta guerra, genocidios ...
Todo el grupo a la sombra.
Dos de los guías, Peng y Wong, son de la etnia Khammu (original khmu), muy interesante su historia.
Son hermanos y viven al otro lado de la loma que vamos a atravesar.
Esta etnia es del sudeste asiático pero la mayoría viven al norte de Laos a parte en otros lugares.
Sobre unas hojas de platanero colocan la comida, fruta, verduras, carne, todo muy rico.
Y, sobre todo, arroz.
Llega la hora de la comida, todo muy rico.
Mientras preparan la comida, pasa por delante de mí, una pinpilinpauxa, no me puedo resistir y la sigo.
Llega la hora de seguir, el hombre de la choza no ha salido.
Queda poco para meternos, decididamente, en la selva, sigue haciendo calor y humedad.
El sendero entre los árboles es estrechito y muy pisado.
A veces está oscuro dada la cantidad de árboles que hay por ahí arriba.
Hay varios sitios dónde está algo preparado, pero sin más.
Y otras zonas con grandes árboles caídos y hay que pasar por encima.
Preciosas zonas de cascadas donde hay que apoyarse en las ramas para seguir.
Entre foto y foto me quedo sólo, casi absolutamente sólo, allí veo los colores de Pedro.
En seguida me junto, hay veces que vamos muy lentos por las condiciones del camino.
Hemos estado varios días durmiendo una caca y hay que aprovechar, si se puede, un momento para echar un sueñecito.
El senderito casi ni se ve.
Pienso que si alguien tiene algún "apretón" va a resultar difícil encontrar un hueco fuera del camino ...
Es imposible salir del sendero.
Vamos subiendo poco a poco.
En la zona alta se abre un poco el panorama, grandes valles con pocos pueblos.
Por allí abajo pasa una carretera, vemos algún brillo de coche que pasa por ella.
Seguimos andando.
Ando muy bien, que ganas tenía de andar y notar las rodillas.
A veces, el sendero casi ni se ve.
Hay muchas de este tipo.
Una vez pasado el collado empezamos a bajar, he subido muy bien, entretenido.
Vamos bajando por el estrecho sendero, alguna cuesta más pronunciada, pero a gusto.
Y, después de unas 5 horas, llegamos al lugar dónde vamos a dormir, ha sido una salida muy bonita y fácil, a pesar de algunos tramos que al ir en zapatillas ha costado.
Dormiremos en la chabola de la izquierda, en la de la derecha están haciendo la cena y ahí dormirán los guías.
En ésta pasaremos la noche, hay que poner las esterillas y los sacos que nos ha dado los guías.
La cabaña es de bambú.
Parece que va a ver "Luna llena", pero con las nubes que hay de la humedad no va a ser posible, pero es agradable el oir el sonido de una pequeña erreka que tenemos al lado.
Por lo menos cenaré sentado en unos bancos de madera, perfecto, para qué más.
Después de cenar Peng y Wond nos cuentan historietas de las noches.
Peng cuenta que "conoce" a una persona a la que el médico le había enseñado cómo se coloca un condón poniéndoselo en el dedo a modo de explicación, el problema es que luego no entendía como su mujer se había vuelto a quedar embarazada si había hecho lo que el médico le había explicado ...
Entre sonrisa y sonrisa nos dan unos chupitos de Lao-Lao, whisky de arroz, en tubos de bambú cortados para hacer de vaso, muy ricos, dos fueron suficientes porque "entraban" demasiado bien ...
Y esto es todo, por fin he andado algo, aunque todavía estoy despistado, han sido dos días y medio de aviones, furgonetas ... que ni me enterado, pero es lo que hay.
Ya estoy aquí que es lo que quería.
Mañana seguiremos nuestro caminar por la selva y volver en furgoneta a Huay Xai, otro día enorme, pero ésa es otra historieta.
Agur.